Soy fan de los videojuegos, me gustan desde
siempre. Tuve una Atari y una Master System pero no paré hasta conseguir una
Mega Drive. Luego, hubo un paréntesis antes de que vinieran muchas otras de las
que aún quedan varias conectadas a mi televisor (y algunas tienen más de 10
años…)
Me gustan los videojuegos pero no todos. No
soy muy de disparos, ni de guerras, ni tampoco de juegos en punto de vista
subjetivo (con alguna excepción gracias a una factura y calidad digna de
elogios como “Bioshock” del que ya hablé en este mismo Blog hace un tiempo)
pero además de los juegos de deporte (donde compenso los disgustos que
últimamente me da el Sevilla), soy muy muy muy fan de los Survival Horrors, los juegos de
miedo de toda la vida para que nos entendamos.
Curiosamente, cuando nació el concepto y
apareció el término Survival Horror fue en la generación de consolas que me perdí,
en ese paréntesis al que antes hice referencia. La generación de 32 Bits donde
los exponentes más claros fueron la Sega Saturn y sobretodo la Play Station. En
esta plataforma apareció un juego que revolucionó a jugadores y crítica: El
“Resident Evil” (“Bio Hazard” en otros confines). Quitando algunos escarceos
como Alone In the Dark (que probé en mi 486 y en el que me mataban siempre en la misma habitación) Capcom hizo
que este tipo de juegos naciera y creciera, aunque curiosamente, también lo ha
intentado matar varias veces.
A
partir de ahí, seguí con interés toda la saga, juegos antiguos, nuevos y
remakes, e incluso las películas, aunque estas nunca le hicieron ninguna
justicia a la denominación o espíritu “Resident Evil”. Pero tras ver que Capcom
ya no estaba interesada en dar miedo sino en matar indiscriminadamente tanto a
zombis como a su propia franquicia de juegos, el año pasado, 2012, intente
redescubrir otra serie de Survival horrors con mucha solera, que por unos motivos u
otros, antes no me había terminado de convencer y que finalmente me enganchó y
de qué manera…, Me hizo recordar que se puede pasar miedo con un buen juego, una buena ambientación y con
una buenas historia, sin necesidad de demasiados "bichos". Haciéndome saltar del asiento alguna que otra vez, y otras, pasar aún más miedo en la oscuridad, donde el silencio es roto con sonidos de otros mundos y la tensión se hace cada vez más insoportable. Esa saga no era otra que la de "Silent Hill".
Aquí un pequeño resumen que no llega a hacer justicia al Silent Hill Downpour.
Antes, y también en 2012, en formato portátil,
me sorprendió un Resident más de la vieja escuela y que, la verdad, estoy
deseando rejugar el “Resident Evil: Revelations” de la Nintendo 3DS.
Pero de todas estas experiencias os iré hablando en nuevas entradas, porque hay verdaderas joyas que merecen ser atendidas y desglosadas con mimo y dedicación. Y que, por vuestra parte, merecen que, al menos una vez en la vida, las juguéis y paséis miedo con ellas.
Ojalá sacaran más juegos así... de los que quieres y, a la vez, no quieres jugar, ni apagar las luces, o subir el volumen de la televisión. Y todo, porque no sabes lo que puede pasar. Ojalá sigan apareciendo más Survival Horrors, más historias de miedo donde tú eres el protagonista.
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